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Verdades y mentiras sobre los productos ecológicos

by Irene Ruiz Villar
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Las autoridades sanitarias trabajan para que todos los productos que se encuentran en el mercado sean inocuos para el consumidor.

Desde los ositos de gominola, hasta las espinacas ecológicas. Se trata de evitar que por el hecho de comer, ya sea una bolsa de ganchitos, o una manzana, vayamos a enfermar. El tipo de alimentación y el estilo de vida que elijamos es única y exclusivamente nuestra responsabilidad. Tanto si decidimos alimentarnos a base de ganchitos, como a base de manzanas, nuestra salud se va a resentir.

La inocuidad de un alimento no está relacionada con lo saludable que éste sea para uno u otro colectivo, sino que se trata de evitar cualquier tipo de contaminación física, química o biológica que haga enfermar a los consumidores por el simple y único hecho de consumir un alimento, de un lote concreto.

«Desde 2006 en España, si un producto lleva en su etiqueta las denominaciones ecológico, biológico u orgánico, es porque se adaptan a la normativa establecida por al UE para el sector al que pertenezcan.»

Lo eco y lo bio están de moda.

Se espera que en los próximos años el consumo de productos ecoógicos crezca de mano de los millenials, los nacidos entre 1980 y el 2000. «En España un 30 % consumidores de producto ecológico tienen menos de 30 años» (EFEAGRO).

«Si atendemos unica y exclusivamente a los nutrientes comunes que se encuentran en los alimentos, no hay diferencias apreciables entre los productos de origen ecológico y los de producción tradicional.»

¿Se usan estos atributos de forma errónea o fraudulenta?

Tradicionalmente se venían usando las denominaciones ecológico (eco), biológico (bio) y orgánico (org) como un reclamo comercial para aumentar las ventas dirigiendo la atención de los consumidores hacia un tipo de producto asociado de forma comercial a algo «sano» o «saludable».

El este sentido, a todos nos viene a la cabeza una  marca de yogures que usaba el término bio en su denominación y que defendía que su consumo mejoraba una parte muy concreta de la salud humana por su contenido en bífidus. Este caso en concreto sólo es la punta del iceberg de una tendencia comercial engañosa que ha empleado los términos asociados a la sostenibilidad de forma indiscriminada en el pasado.

«(…) mal uso comercial de la terminología eco ha dejado una impronta que asocia los términos relativos a una producción basada en la reducción del impacto a una mejora del estilo de vida y, por ende, de la salud.»

Logo para la UE de productos ecológicos.

Logo para la UE de productos ecológicos.

Desde 2006 en España, si un producto lleva en su etiqueta las denominaciones ecológico, biológico u orgánico, es porque se adaptan a la normativa establecida por al UE para el sector al que pertenezcan. Los productores de alimentos ecológicos deben de contratar el servicio de un tercero para que acredite que se da cumplimiento con lo que establece la legislación.

Si encuentras este logo en un producto agrícola quiere decir que procede de la agricultura ecológica. Si lo encuentras en productos transformados significa que, como mínimo, el 95% de los ingredientes empleados para su elaboración proceden de la agricultura ecológica.

Los alimentos orgánicos  son más nutritivos y más sanos.

Algunas de las principales críticas que se vierten sobre la producción ecológica tienen origen precisamente en este uso indiscriminado de los atributos eco, bio y orgánico que se ha hecho durante décadas. Este mal uso comercial de la terminología eco ha dejado una impronta que asocia los términos relativos a una producción basada en la reducción del impacto a una mejora del estilo de vida y, por ende, de la salud.

Durante años se ha abusado de una asociación de ideas que ligaba irremediablemente estos conceptos a un estilo de vida más saludable, pero esto no tiene por qué ser necesariamente cierto.

«Los criterios obligatorios de la producció ecológica incluyen una gran variedad de aspectos ambientales a proteger (…)»

Los detractores de los productos ecológicos se centran precisamente en esta concepción malentendida de las propiedades engañosamente atribuidas a los productos con denominación eco, bio u orgánico. Se da la circumstancia de que no hay ningún estudio que demuestre que los productos ecológicos tienen propiedades nutricionales superiores a los productos de agricultura tradicional.

Si atendemos unica y exclusivamente a los nutrientes comunes que se encuentran en los alimentos, no hay diferencias apreciables entre los productos de origen ecológico y los de producción tradicional.

appetite apple close up deliciousHasta la fecha, no se ha demostrado que el hecho de cultivar una misma pera de forma ecológica o tradicional, vaya a variar en la cantidad y la calidad de macro y micronutrientes. Lo que comunmente no se analiza ni se tiene en cuenta es el grado de contaminación fruto de la aplicación de pesticidas y fertilizantes, pese a que los límites a los residuos de estos productos estan establecidos por ley y no pueden superar ciertos límites bajo los que se consideran seguros para el consumo humano.


«(…) en el 97% de los casos los alimentos analizados estaban dentro de los LMR establecidos (…)»

La agricultura ecológica no (?) es mejor para el medio ambiente.

La producción ecológica sí que es mejor para el medio ambiente, o más concretamente, es mejor para el ámbito en concreto donde se produce el cultivo respecto la producción tradidional.

Los criterios obligatorios de la producció ecológica incluyen una gran variedad de aspectos ambientales a proteger, tanto por parte de la actividad global de la empresa, como en lo que al terreno de cultivo se refiere:

Agricultura ecológica y medio ambiente.

Agricultura ecológica y medio ambiente.

  • La protección de la estructura y la calidad del suelo: fomentando la conservación de su estructura y sus cualidades, tanto fisico-químicas como biológicas.
  • La protección de los acuíferos: evitando la contaminación por lixiviación de abonos inorgánicos,y regulando estrictamente el uso de abonos naturales como los procedentes del estiércol animal.
  • La protección de especies auxiliares como es el caso de las abejas, que son una de las especies más importantes para la supervivencia del ser humano en cuanto son las responsables de la polinización de los cultivos.

Sin embargo, la afirmación de que la agricultura ecológica es globalmente mejor para el medio ambiente tiene una doble lectura.

Ante la necesidad del mercado de poner a disposición de los consumidores todo tipo de productos ecológicos, nos encontramos con paradojas que hacen que encontremos arroz largo ecológico argentino compartiendo estantería con junto a azúcar de caña producida en Paraguay, y pasta a base de espelta producida en Italia.  Cabe preguntarse si el impacto de traer según qué productos del otro lado del océano no es más perjudicial para el medio ambiente que su producción tradicional en una ubicación que nos coja más a mano.

Los productos bio:

«a) son más seguros porque no se usan pesticidas.

b) son menos seguros porque proceden de explotaciones pequeñas con poco control.»

«Los plaguicidas se continuarán utilizando porque permiten evitar pérdidas importantes de las cosechas. Sin embargo, sus efectos sobre las personas y el medio ambiente son una preocupación permanente.» OMS.

Hay una cierta incertidumbre respecto a los efectos de los productos fitosanitarios sobre la salud (y sobre los ecosistemas), por este motivo son objeto de análisis continuo y permanente, tanto en los efectos que tienen sobre los ecosistemas, como en el impacto sobre la salud de los consumidores.

«En la producción ecológica se usan pesticidas y fertilizantes del mismo modo que en la agricultura tradicional (…)»

Los límites máximos de residuos de plaguicidas (LMR) están determinados por el Reglamento 396/2005 de la Comisión y el Consejo. Desde el año 2009 se ejecutan programas trienales para controlar, desde las autoridades de cada país miembro, las cantidades residuales de plaguicidas presentes en los alimentos, tanto de origen vegetal, como de origen animal. Cada país miembro debe de recoger y analizar una serie de muestras en función de lo que determine la UE para el período en cuestión.

Los últimos resultados disponibles sobre estos datos son de 2015 y se pueden consultar en la web de la EFSA. En España, en 2015 se analizaron dos muestras por cada 100.000 habitantes. Los resultados globales (de toda la UE) muestran que en el 97% de los casos los alimentos analizados estaban dentro de los LMR establecidos. También se determinó que tan sólo el 53% de las muestras se hallaba libre de residuos de plaguicidas. Paralelamente a estos resultados, la ley establece que se deben de llevar a cabo estudios que ratifiquen la seguridad para el consumidor de los LMR establecidos con el fin de que puedan ser modificados si resultan ser peligrosos para el consumidor.

En la producción ecológica se usan pesticidas y fertilizantes del mismo modo que en la agricultura tradicional, salvo por que la lista de sustancias permitidas en el caso de la producción ecológica es mucho más breve.

«Esta creencia de que la producción ecológica huye de la tecnología es cuanto menos absurda (…)»

Se permite la fertilización del suelo siempre que no se empleen abonos químicos nitrogenados, y también existe un listado de productos fitosanitarios, cuyo principio activo procede de fuentes naturales, que se pueden emplear para asegurar la salud de los cultivos. Cuando hablamos de pesticidas de origen natural no quiere decir que sean inocuos, ni mucho menos.

En cuanto a las medidas de control que se aplican sobre el sistema, para mantener la certificación de un producto como ecológico, se toman  muestras de los cultivos, en función de la evaluación de riesgos del  productor. Las muestras halladas se analizan para comprobar qué residuos de plaguicidas contienen y en qué cantidad, y si el producto no es conforme a lo que determina el reglamento no se puede vender bajo la etiqueta de ecológico.

En principio parece razonable asumir que los alimentos ecológicos certificados son más seguros desde el punto de vista alimentario, por el mayor número de muestras que se analizan en cada cosecha y el mayor control sobre los productos y técnicas empleadas, que son objeto de auditoría y revisión periódica.

Para que un producto sea ecológico ¿lo único que hay que hacer es coger una semilla cualquiera y empezar a aplicar el reglamento?

A quien desconozca el sector le puede parecer que cultivar ecológico se trata de coger un puñado de semillas, esparcirlas y mirar al cielo pidiendo que se den las condiciones necesarias para poder recoger una cosecha.

Esta creencia de que la producción ecológica huye de la tecnología es cuanto menos absurda, ya que, a falta de otros medios más radicales de mejora de cultivos deben tirar de técnicas y tecnologías que les permitan obtener los mejores resultados reduciendo el impacto sobre el medio ambiente.

Tampoco se pueden emplear cualquier parcela o cualquier semilla:

En función del tipo de cultivo se establecen unos plazos de conversión, durante los cuales, aunque se cumpla lo establecido en el reglamento, el producto no se puede etiquetar ni vender como ecológico, sino que se usa el término «en conversión» en el etiquetado. Este período de conversión se aplica para garantizar que el suelo donde se va a desarrollar el cultivo está libre de cualquier sustancia no permitida.

Para la producción ecológica se deben usar semillas ecológicas y métodos de propagación de origen ecológico. Si para un cultivo en cuestión no existieran ni semillas ni métodos de propagación que cumplan los requisitos, se debe pedir autorización antes de su uso.

En general parece de sentido de común no generalizar: a la mayoría de las cuestiones que planteo en este post la respuesta más honesta sería «sí/no pero…». Lo importante es ofrecer al consumidor información real y veraz y, sobretodo, recordar que en cualquier caso no se ponen a la venta productos perjudiciales para la salud a sabiendas.

 

 

 

 

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